En la era de la transformación digital, las redes descentralizadas de infraestructura física (DePIN) están tomando protagonismo. Se estima que para 2025 habrá más de 75 mil millones de dispositivos IoT en funcionamiento.
Sin embargo, DePIN va mucho más allá de los dispositivos de Internet de las Cosas (IoT) e incluye aplicaciones en telecomunicaciones, servicios públicos como redes eléctricas y energía solar, y en movilidad y transporte. De hecho, se estima que el mercado global de energía solar alcanzará un valor de $223 mil millones en 2026, y la descentralización de estas infraestructuras ofrece un enfoque innovador para su gestión. Proyectos como Helium están revolucionando el sector de las telecomunicaciones, mientras que Hivemapper y DIMO destacan en movilidad, transformando la recopilación y uso de datos de vehículos en redes distribuidas. Esta integración de sectores permite no solo una mayor resiliencia y eficiencia, sino también la sostenibilidad y autonomía de infraestructuras críticas en un mundo cada vez más interconectado.
El concepto de DePIN (Decentralized Physical Infrastructure Networks), al igual que la Inteligencia Artificial, es relativamente reciente. Surge de la combinación de tecnologías como blockchain e Internet de las Cosas (IoT). La blockchain, iniciada con Bitcoin en 2009, demostró cómo un sistema descentralizado podía ofrecer transparencia y seguridad sin depender de una autoridad central. Aunque en sus primeros años se enfocó en transacciones financieras, proyectos como Ethereum ampliaron sus aplicaciones mediante contratos inteligentes, facilitando la creación de aplicaciones descentralizadas (dApps) que se ejecutan sin intermediarios.
Simultáneamente, el IoT comenzó a evolucionar como una tecnología capaz de conectar dispositivos físicos, permitiéndoles recopilar y compartir datos de manera eficiente. A medida que esta infraestructura creció, se hicieron evidentes las necesidades de interoperabilidad y seguridad, áreas donde la blockchain comenzó a jugar un papel crucial. Proyectos como IOTA crearon arquitecturas blockchain diseñadas específicamente para IoT, mejorando la escalabilidad y reduciendo costos de transacción entre dispositivos conectados.
Con el tiempo, se reconoció el potencial de blockchain no solo para transacciones o contratos, sino también para descentralizar infraestructura física. Así emergió DePIN, como una red distribuida que incluye desde redes de sensores y estaciones de energía hasta almacenamiento de datos. Antes de que existiera el término DePIN, ya proyectos como IPFS, Filecoin, y Storj exploraban la descentralización del almacenamiento de datos. Estas plataformas distribuidas permiten a los usuarios almacenar, compartir y acceder a datos sin depender de servidores centralizados, brindando mayor seguridad y resiliencia frente a fallos. DePIN, por lo tanto, no solo representa una alternativa a las infraestructuras centralizadas, sino que también facilita la autonomía y transparencia en la gestión de sistemas físicos y digitales complejos.
La tecnología IoT es esencial para el modelo de DePIN, ya que proporciona la infraestructura de datos necesaria para monitorizar, controlar y optimizar redes físicas en tiempo real. La combinación de IoT con DePIN crea un sistema donde dispositivos como sensores, cámaras y estaciones de monitoreo recopilan y comparten información de manera continua. Esto facilita la toma de decisiones y la optimización de recursos en sistemas distribuidos.
Por ejemplo, Helium utiliza el protocolo LoRaWAN para ofrecer conectividad inalámbrica de largo alcance y bajo consumo energético. Esto permite que dispositivos IoT se conecten a la red desde ubicaciones remotas o de difícil acceso, sin requerir infraestructuras costosas y centralizadas. LoRaWAN es especialmente útil para DePIN, ya que permite la comunicación a distancias de hasta 15 kilómetros en entornos rurales, y más de 2 kilómetros en áreas urbanas. De esta manera, Helium y otras redes DePIN pueden ofrecer servicios en áreas donde las redes tradicionales serían poco prácticas o financieramente inviables.
En redes energéticas, por ejemplo, los dispositivos IoT pueden monitorear el uso de energía y ajustar automáticamente el suministro según la demanda, mejorando la eficiencia energética y reduciendo costos. La combinación de IoT con DePIN permite a estas redes no solo responder a cambios y necesidades en tiempo real, sino también anticipar patrones mediante el análisis de datos.
DePIN no solo permite una mayor eficiencia operativa, sino que también contribuye a la sostenibilidad mediante la descentralización de infraestructura física, como energía solar y redes de energía distribuida. Proyectos como Glow incentivan a constructores de granjas solares a añadir su capacidad de generación a la red. La energía solar generada se convierte en créditos de carbono, que luego se venden a compañías en mercados establecidos para bonos de carbono. Esto permite a Glow generar valor al comprar y quemar el token Glow, con el cual se recompensa a los constructores que han aportado a la red. Este sistema ofrece un incentivo innovador para fomentar la producción de energía renovable y contribuye a la compensación de emisiones de carbono.
Srcful es otro ejemplo de cómo DePIN fomenta la sostenibilidad al recompensar a los usuarios por conectar aparatos que contribuyen a la energía distribuida, como baterías y vehículos eléctricos. Mediante el token SRC, los usuarios reciben incentivos por apoyar la red de energía distribuida. Este modelo no solo alienta la descentralización de la infraestructura de almacenamiento de energía, sino que también facilita una red energética más flexible y resiliente.
Cada uno de estos proyectos muestra cómo DePIN puede transformar sectores energéticos mediante modelos de incentivos que promueven la descentralización y el uso sostenible de recursos. Al habilitar redes de energía distribuidas y sostenibles, DePIN contribuye a un sistema energético menos dependiente de infraestructuras centralizadas, con mayor capacidad de respuesta a la demanda y un enfoque más respetuoso con el medio ambiente.
-HELIUM: Ha evolucionado desde su enfoque inicial en IoT para abarcar servicios de conectividad celular 5G a través de Helium Mobile. Este servicio ha ganado tracción al integrarse con operadores de telecomunicaciones como T-Mobile en los Estados Unidos y Telefónica en México. Helium Mobile permite a estas compañías utilizar la red descentralizada de Helium para ampliar su cobertura y mejorar la capacidad en áreas de alta demanda, sirviendo como una infraestructura de apoyo para sus usuarios. Aunque Helium sigue apoyando casos de uso en IoT, el éxito con 5G ha sido uno de sus logros más destacados, ofreciendo a los operadores de telecomunicaciones una red de respaldo flexible y distribuida que optimiza la capacidad celular en entornos urbanos.
-FILECOIN: Es una plataforma pionera en el ámbito del almacenamiento descentralizado de datos, y es uno de los primeros ejemplos de cómo DePin puede transformar la infraestructura física de almacenamiento. A través de Filecoin, los usuarios pueden alquilar y compartir espacio en sus discos duros, formando una red global y distribuida donde los datos se almacenan de manera segura y resistente a fallos. A diferencia de los modelos tradicionales de almacenamiento centralizado, Filecoin utiliza una red de nodos distribuidos, lo que no solo mejora la resiliencia ante fallos, sino que también reduce la censura y el riesgo de ataques centralizados.
Filecoin recompensa a los participantes mediante su criptomoneda nativa, $FIL, que se otorga a quienes proporcionan almacenamiento a la red. Esto permite que tanto particulares como empresas pequeñas se beneficien económicamente al contribuir con sus recursos a una infraestructura global de almacenamiento de datos.
-WEATHERXM: Permite a los usuarios instalar estaciones meteorológicas descentralizadas que recolectan datos locales en tiempo real. Estos datos son cruciales para sectores como la agricultura y el transporte, y ayudan a mejorar la precisión de las predicciones meteorológicas a nivel local, con recompensas que Wheather XM distribuye a los usuarios que contribuyen a la red.
-DIMO: Se centra en la movilidad conectada y permite a los propietarios de vehículos compartir datos sobre el uso y mantenimiento. Estos datos pueden ser extremadamente valiosos para diferentes servicios. Por ejemplo, las compañías de seguros de autos pueden ofrecer pólizas más personalizadas a los conductores que eligen compartir sus datos, ajustando tarifas y opciones según el comportamiento de conducción. De manera similar, los talleres mecánicos pueden identificar patrones de desgaste o fallos específicos y ofrecer descuentos o servicios proactivos a los usuarios. Con este modelo DIMO, no solo permite un servicio más personalizado, sino que también facilita una mejor gestión de la movilidad urbana y la optimización del mantenimiento de vehículos, mejorando la experiencia del usuario y la eficiencia del sistema de transporte.
-RENDER: Descentraliza el acceso a potencia de procesamiento gráfico, permitiendo que los usuarios compartan su capacidad de GPU y reciban recompensas. Este poder de procesamiento es fundamental para varios sectores creativos y técnicos. Por ejemplo, diseñadores de videojuegos pueden utilizar la red Render para ejecutar procesos de renderización que requieren una gran cantidad de recursos, o los artistas de gráficos 3D pueden acceder a potencia de GPU para generar visualizaciones complejas. Este enfoque no solo democratiza el acceso a herramientas avanzadas de procesamiento gráfico, sino que también permite a los usuarios monetizar recursos que de otro modo estarían ociosos, beneficiando tanto a creadores como a proveedores de capacidad.
-THE GRAPH: Ofrece una infraestructura descentralizada para la indexación y consulta de datos en blockchain, esencial para aplicaciones que dependen de datos accesibles de manera rápida y confiable. La red de The Graph permite a los desarrolladores crear y compartir «subgraphs,» que son módulos de datos reutilizables que alimentan aplicaciones descentralizadas (dApps). Con un sistema de incentivos, los operadores de nodos y creadores de subgraphs son recompensados por facilitar la accesibilidad de los datos de blockchain, distribuyendo la carga y reduciendo los cuellos de botella.
DePIN ofrece a los usuarios un control sin precedentes sobre sus datos, permitiéndoles decidir cómo se utilizan y con quién se comparten. A diferencia de las infraestructuras centralizadas, donde los datos suelen estar controlados por grandes empresas, DePIN devuelve el control a los usuarios, garantizando que sus datos estén protegidos y sean accesibles solo para quienes ellos elijan.
Esta característica es especialmente importante en el contexto de IoT y transporte personal, donde la privacidad y seguridad de los datos son esenciales para la confianza del usuario. Por ejemplo, en plataformas como DIMO, los datos de vehículos personales, como patrones de conducción y mantenimiento, son compartidos de manera controlada. Esto no solo permite servicios personalizados y optimizados, sino que también protege a los usuarios al asegurar que solo compartan datos con los proveedores y servicios que elijan. Este enfoque no solo empodera a los usuarios, sino que también facilita una mayor transparencia y control en la gestión de datos sensibles, especialmente en sectores que involucran aspectos de movilidad y transporte.
Una de las principales propuestas de valor de DePIN es que permite a los usuarios no solo consumir servicios de infraestructura, sino también participar activamente en su construcción y operación. A diferencia de los modelos tradicionales de infraestructura, donde grandes corporaciones y gobiernos centralizados controlan y financian la construcción de redes físicas, DePIN ofrece un enfoque democratizado.
Los usuarios pueden contribuir con recursos —como puntos de acceso, almacenamiento de datos o capacidad de procesamiento— a redes descentralizadas y, a cambio, recibir ganancias en forma de tokens. Por ejemplo, los participantes de Helium pueden ofrecer cobertura de red y ganar recompensas en $HNT, mientras que en plataformas como Glow, los constructores de granjas solares que aportan capacidad energética a la red son recompensados con tokens Glow que pueden utilizarse o venderse. Esto convierte a DePIN en una oportunidad única para aquellos que buscan contribuir al crecimiento de infraestructura física sin la necesidad de grandes inversiones iniciales, permitiendo una economía colaborativa y descentralizada.
Esta posibilidad de obtener ganancias mientras se contribuye a la infraestructura hace que DePIN sea una propuesta innovadora y atractiva para usuarios individuales y pequeñas empresas, que ahora pueden ser parte del crecimiento de redes físicas que de otro modo estarían dominadas por grandes jugadores. Con DePIN, la construcción de infraestructura se convierte en un esfuerzo colectivo, con beneficios distribuidos y una estructura más flexible y accesible para todos.
DePin representa una transformación radical en la forma de construir y expandir infraestructura física. Al integrar tecnologías como blockchain y redes distribuidas, permite la creación de sistemas que no solo son más resilientes y sostenibles, sino que también redefinen cómo se financian y crecen estas redes. Más allá de la tecnología, DePin ofrece un modelo de participación inclusivo, en el que los usuarios pueden contribuir activamente a la infraestructura, ya sea en telecomunicaciones, energía o transporte, y ser recompensados por ello. Este enfoque democratiza el acceso a la construcción y expansión de infraestructura física, permitiendo que la innovación provenga de una comunidad global y diversa.
En lugar de depender únicamente de grandes corporaciones para financiar y desarrollar estas redes, DePin introduce un sistema de incentivos donde cada usuario y pequeña empresa puede ser parte del proceso de crecimiento. Con cada nodo añadido o recurso compartido, se fortalece la red, y el desarrollo de infraestructura se convierte en un esfuerzo colectivo, que es accesible y económicamente beneficioso para todos los participantes. De esta manera, DePin permite una forma colaborativa y distribuida de innovación que tiene el potencial de remodelar el futuro de la infraestructura global.