El primero es la experiencia de usuario.
Navegar por las plataformas DeFi es complicado y requiere tiempo, incluso para inversores de criptomonedas experimentados. Los pasos típicos incluyen configurar una cartera y asegurar la frase de recuperación, adquirir activos criptográficos específicos, hacer intercambios, puentear entre cadenas de bloques, y firmar múltiples mensajes de transacción.
El segundo problema son los actores malintencionados.
Al igual que las finanzas tradicionales, DeFi atrae estafas, fraudes y hackeos cada vez más sofisticados. Investigar los protocolos DeFi más confiables puede ser abrumador para cualquier inversor.